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6 min read | febrero 1, 2015

¿Los followers de mis followers son mis followers?

¿Los followers de mis followers son mis followers?

¡Uh, vaya lío! Ya lo decía Objetivo Birmania. ¡Tremendo! Para quienes no conocéis la canción, su estribillo sonaba tal que así: “Los amigos de mis amigas son mis amigos”. El resto de la letra versa sobre una chica que queda con el novio de una amiga y no entiende por qué ésta se enfada porque se citen, un día tras otro. La chica no lo entiende, no. Y eso que al parecer el chico le dice que solo quiere amistad pero el caso es que a veces se pone tierno.

Pues bien, sin entrar a analizar más la lírica que no sería precisamente candidata al Nobel de literatura, nos quedamos con la expresión central que nos hace más de dos décadas después del éxito del single reflexionar… Llevada a la era de las redes sociales, ¿acaso los followers de mis followers son mis followers? ¿Deberíamos planteárnoslo así? ¿Todo lo contrario? Pues eso, ¡Uh, vaya lío!

¿Qué tal si…?

No tratas de caer bien a todo el mundo y te quitas el peso de pretender agradar a aquellos que conocen a quienes tú no conoces

– Recuerdas que la comunidad de seguidores es quien designa a alguien como influencer. Nunca alguien pude autodesignarse como tal.

– Decides sobre qué quieres escribir o crear exactamente.

Interactúas con tu comunidad de followers.

Navegas entre los seguidores más activos de tus followers, tratas de conocer qué les importa y te conviertes en seguidor de aquellos que te interesen.

Conoces el perfil de tus seguidores (media de edad, intereses, qué retuitean más y qué favoritean…).

Lees entre líneas, entre likes, tuits, retuits y favoritos: ¿qué significan?

– Reflexionas sobre que no todo el que te sigue secunda lo que dices. Hay quien simplemente quiere estar informado de tus pasos.

No buscas la fama: no mencionas por mencionar a alguien ni compartes sin identificarte con el contenido.

– Cuando veas que algo funciona, profundiza en ello pero no gratuitamente, debe tener un sentido y la tendencia la debes marcar tú.

– Te marcas como exigencia la calidad y la genuinidad, la clave está dentro de ti.

– Creas contenido sabiendo para quién lo haces, hablas su lenguaje, escoges el mensaje, le aportas una novedad. Hay mucha sabiduría popular al respecto…

– Aspiras a parecerte a alguien pero sin perder tu visión particular y diferenciadora.

Estas premisas parecen lógicas, pero no son nada sencillas. Tener una visión global de lo que hacemos en las redes y hallar una forma de desenvolverse de forma cómoda y efectiva, es un arte. La práctica, la toma de decisiones, la creación de hábitos y la constancia da paso al saber hacer, en el área que sea, en el tono que sea. Todo ello va de la mano del éxito. Solo así, los amigos de tus amigos serán tus amigos.

Al fin y al cabo, la influencia no se improvisa pero tampoco se fuerza. Y mientras lo analizáis, os dejamos con unos minutos musicales…

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