Ejemplos en la red , Otros
Grandma Betty casi pudo con todo
Este es un post con culpa. Culpa por llegar tarde a contar una historia que quizá habéis tenido oportunidad de conocer desde hace casi exactamente un año pero que en la andadura de Influencity no hemos llegado a contar hasta este momento. Aunque también tiene cierto sabor a homenaje que, en definitiva, es lo que pretendemos en estos pequeños espacios llenos de letras en la red. Un post, pues, de merecido reconocimiento al paso de alguien por las redes que puede servir de ejemplo e inspiración para seguir creando contenido y nombre. Es el turno de Betty, una octogenaria de Indiana que irrumpió en Instagram bajo el nick de grandmabetty33, a consecuencia de una propuesta loca de uno de sus bisnietos, justo después de saber que a la matriarca de la familia le quedaba poco tiempo de vida a consecuencia de un terrible cáncer de pulmón.
Narrar casi en directo y a diario la evolución de la enfermedad es, cuando menos, crudo. Pero la historia que hay detrás de la popularidad de Betty va mucho más allá. No hay pudor en mostrar la esclavitud a la nicotina, la vejez y el dolor, quizá hasta de forma criticable para algunos. Pero detrás de este año de invasión voluntaria y viral de los últimos meses de vida de una abuela -que podría ser la de cualquiera- hay muchos otros mensajes que van directos al corazón y la conciencia: amor por la vida y la familia, fuerza, lucha, creatividad, visión, marketing, merchandising y capacidad de sorpresa.
Obvio, la idea fue de alguien nacido en la era de las redes sociales y crecido en la del influencer, en esta. Surgió como algo divertido, ¡era impensable que la abuela no invirtiera su energía en un proyecto pese a todo! Y con más días en pijama, en casa, sin dentadura y con el pelo revuelto que vestida de calle, en la propia calle, sonriendo con dientes y de peluquería, se escribió un cuento lleno de vídeos cortos e imágenes bien cuidadas con pies muy narrativos y emotivos que engancharon al público. Pero, sobre todo, llegó a sus momentos álgidos con los guiños a la felicidad (bailando Happy, sacando la lengua pintada de azul emulando a Miley Cyrus, diciendo sin cesar que quería hacer sonreír al mundo, durmiendo junto a su perro fiel, dando el salto a YouTube…).
La cuenta de Instagram cuenta actualmente con 609 K followers y pese a que Betty falleció el pasado verano, no ha dejado de crecer. Se debe también a que la familia no ha dejado de publicar y recordarla con imágenes inéditas o que la recuerdan. Se trata de un fenómeno que partió como algunas de las grandes cosas cuando ocurren, convertirse en grandes sin pretenderlo. Saltar de lo particular a lo mundial por pura sinceridad y pasión de partida y una buena visión mediática, después. No todos podemos lograrlo ni aprendemos a saber mostrarlo.