¿Me fío del post patrocinado?

Parece que a los españoles solo nos gusta lo de “está todo pagado” si estamos incluidos en esa frase. Una de las preguntas que más nos hacen al equipo de Influencity usuarios de redes sociales y lectores de blogs es la de: si han pagado a un influencer para que comente algo en sus redes o escribir en su blog ¿me lo tengo que creer?

No nos deja de sorprender la pregunta y tenemos muy clara la respuesta. Sí, sin duda.

Antes de todo está el debate si se debe poner o no que un post o un tuit es patrocinado. Y es la pescadilla que se muerde la cola. Si ponerlo produce rechazo, no se pone. Y si no se pone los lectores desconfían. Y así entramos en un círculo que muchas marcas e influencers no saben cómo parar. Pero nosotros sí.

Un influencer que día a día trabaja y cuida sus redes sociales y su blog como a un hijo, es el que cuando una marca contacta con él, analiza bien antes de aceptar cualquier propuesta. Si está en la línea de lo que él suele escribir, aceptará. Si no, lo rechazará sin problema. Porque este mundo es así.  Los influencers son majos, mucho. Pero implacables cuando se trata de su reputación.

Cuando una persona con alta reputación on line decide colaborar con un marca está poniendo mucho de su parte: sus redes y su blog con lo que eso conlleva. Está poniendo su cara, literalmente, (entiéndase la foto de perfil) al lado de un mensaje con el que tiene que estar cien por cien de acuerdo. Todo el recorrido de su blog se le juzga en cada post que escribe. Si le dedica un post entero a una marca ¿no creéis que es porque realmente, bajo su criterio, merece la pena?

Sí, sin duda.

Muchas otras veces comentan temas que les gustan y mucho sin que la marca haya hecho ningún reembolso, obviamente. En muchos casos los influencers son cazatendencias. Son los primeros en descubrir algo nuevo de su sector y probarlo para compartir lo bien o no que funciona. Les seguimos por esto, por su criterio, por su olfato para dar a conocer lo que será noticia dentro de poco.

Y sólo por eso debemos otorgarles nuestra confianza. Al fin y al cabo ¿no estamos en la era de las personas y por tanto de la confianza?

Sí, sin duda.