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10 min read | septiembre 24, 2014

¡ET, ven a mi casa!

¡ET, ven a mi casa!

Para empezar, sentimos recordároslo, ET no es un ser real. Por mucho que a algunos nos hubiera gustado en algún momento de nuestras vidas, sobre todo como visitante de intercambio. Pero tampoco es un simple personaje de película. ET está inspirado en un amigo imaginario del propio director del film, Steven Spielberg, tras la traumática separación de sus padres.

Esto ya es un dato interesante de partida porque si el extraterrestre nos inspira ternura, su razón de ser inspira humanidad. Y porque haciendo entrar a uno en la #Influpedia, robamos una parte de los dos para nosotros. Ambos extraordinarios en lo suyo y a su forma, ambos influencers sin pretenderlo.

En cualquier caso, en el relato que se nos contó y llegó a las pantallas en 1982, ET tenía todas las papeletas para querer irse por patas de este planeta. Se despista de su madre y el ‘chiquillo’ empieza a caminar entre matojos, de noche, en un ambiente extraño y topándose con seres completamente diferentes a él.

No entiende lo que le dicen y nadie le entiende él, lo esconden en armarios entre peluches, le ponen peluca, se atiborra a cervezas y pilla una cogorza que en su mundo ni se figuran, lo disfrazan con sábanas y le atacan con flashes fotográficos. Un niño incomprendido se aferra a él como salvación a su soledad y lo lleva de de aquí para allá, con la mini Drew Barrymore a cuestas, mientras el pobre echa de menos sus orígenes y su casa, a tres millones de años luz. ¡Por favor! ¿Quién querría quedarse?

 

 

 

 

A lo largo del recorrido, mudo, resulta que nadie aprende su idioma pero él sí aprende a decir algo en el de sus ‘raptores’, lo suficiente: “ET”, “Teléfono”, “Mi casa”, “Sé bueno” “Elliot”.

 

 

 

 

A ET le disculpamos su cuerpo a priori baboso y su manía de señalar. Por aquello de no ser de aquí y desconocer que en la Tierra eso no está bonito. Y al propio Elliot se lo disculparíamos todo, ese niño con el que todos nos hemos identificado y que nos hace llorar por muchos años que pasen al proteger y amar a su amigo, hasta el punto de sentir como él en la vida y en la muerte.

 

 

 

 

Por si a alguien no convenciera este argumento, a nosotros nos vale con ver parte del casting de Henry Thomas para llevarse el papel. Impresionante actuación de un renacuajo, premonitoria del exitazo que llegaría. Esta es la primera vez que Elliot se enfrenta al Gobierno de los EE.UU. para salvar a su amigo: “No se lo pueden llevar. Es mío”

 

 

 

 

ET es influencer porque aunque deseaba regresar con su  madre, no ha dejado de volver a visitar a los humanos generación tras generación desde los 80. Porque es atemporal su mensaje y los valores que representa. Porque lo hemos tenido y tenemos en todo tipo de formatos y merchandising. Porque nos gustaría saberlo todo de él, de sus orígenes, su evolución y de qué estaría haciendo ahora. Porque querríamos protegerle y ocultarlo en nuestras casas.

Pero lo cierto es que lo respetamos y queremos lo suficiente como para no escudriñar en su pasado y futuro y como para no desearle una estancia real en la Tierra actual, tal y como la estamos dejando. Queremos lo que nos mostró y lo que nos sigue alimentando. Así como se quiere a un líder de opinión al que respetamos, sabiendo de él lo que nos quiere contar y apreciando sus silencios.

Además, reflexionemos, cualquier influencer comparte una serie de rasgos esenciales con ET: ambos son como bichos raros para otros, vistos con admiración, envidia o hasta miedo. No todo el mundo les entiende cuando hablan y ellos hacen por expresarse en el lenguaje que el resto domina para hacerles llegar su mensaje. Van a la suya, buscan su propio destino, marcan su objetivo, pero atienden a quienes les rodean. Saben que se deben a ellos.

Van sumando amigos y enemigos, no se puede gustar a todos. Marcan tendencia y se quedan en el recuerdo, son referencia. Prueban cosas nuevas. Se rodean de gente y de cosas. Son observadores, con unos ojos gigantes mirando con atención el mundo que les rodea. Señalan lo que les interesa y van a por ello. Si caen, resurgen de sus cenizas, se enfrentan a comentarios y haters con corazón y argumentos. Y, por encima de todo, siempre consiguen hacerte volar.

 

 

 

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