Hay infinitas razones para comenzar a seguir a una cuenta en las redes sociales y solo dos para dejar de hacerlo: salud o castigo. Comparativamente, el esfuerzo por mantener los followers es mucho mayor que el necesario para atraerlos. Se trata de convencer, de motivar, de inspirar, de generar expectación y, en definitiva, fidelidad. Y eso es algo para lo que se necesita a dos: a quien haga el gran esfuerzo de comunicar y a quien esté dispuesto a ser conquistado.
Pero, como pasa en las relaciones personales, no siempre es posible vivir el mismo momento ni tener las mismas expectativas de alguien o la misma visión de la vida. Así que las despedidas, los unfollow en las redes sociales, están a la orden del día. Y, como las llegadas, no avisan. En cambio, sí informan.
Hay que saber ofrecer contenido y también -no menos importante- saber interpretar la reacción del público que observa. Del mismo modo que no se debe compartir por compartir, y cuanto más peso en las redes más responsabilidad hay sobre ello, tampoco se debe derrochar ‘los follow’. Ser selectivo es parte del juego.
Date un respiro
En primer lugar, es indispensable tener una alta estima por las cuentas propias en redes sociales. No solo te describe lo que publicas, también a quién sigues y a quién no lo haces. En este sentido, estar al tanto de quién despunta y por qué, quiénes están próximos a nuestra forma de ser y pensar, quiénes son expertos en las materias que nos interesan y quienes son todo lo contrario es importante para oxigenar las redes. Es decir, nutrir a otras cuentas con un follow entraña definir cada vez más el perfil propio. Y esta especialización va a ir engrosando nuestras cuentas de otras realmente afines a quienes somos, lo que nos gusta y lo que hacemos. En esta línea, es de justicia hacer unfollow en aquellos perfiles que no nos aportan nada. Es una cuestión de salud.
¿Por qué te fuiste?
Esta es una de las grandes obsesiones. La clave está, más allá de la pérdida de followers y las razones, en precisamente no permitir que las redes se conviertan en una obsesión. Si generas contenido por voluntad y con coherencia y convicción, los followers llegarán si haces un buen trabajo. Y hay tantos tipos de followers como personas y personalidades. Infinitos. Entre ellas está la del irreflexivo, el follow que llega de cualquier manera y sin nexo aparente con el contenido que ofrecemos. El valor de ese follow es prácticamente el mismo que su unfollow: ninguno.
Preocúpate cuando tus contenidos no sean secundados, no generen sorpresa ni estima y cuando quien desaparezca de tu lado -cuenta- sea valioso, por su fidelidad y también por lo que sus aportaciones signifiquen para ti.
Si no puedes responder a por qué perdiste un seguidor, no pertenecía a tu comunidad natural real. Si haciendo un ejercicio de reflexión, detectas el motivo del desencanto, es muy probable que esa persona que se sintió un día ligado a ti ya no le compense seguir cerca. Es el momento de desterrar la dichosa pregunta y enfocarse en otra: ¿Qué puedo hacer para mejorar?
Razones para olvidarte de alguien
– Contenido flojo o poco interesante
– Poco interactuación y/o a destiempo
– Ser poco empático
– Tuitear demasiado
– Demasiado silencio
– Respuestas agresivas o insultantes: tuitear en negativo
– Falta de criterio al seguir a otras cuentas o al abandonarlas
– Retuitear o favoritear a diestro y siniestro, sin reflexión
– El autobombo excesivo
– Mendigar retuits
– Contenidos repetitivos
– Se nota que hay un robot detrás, no una persona con sentimiento y opiniones
– No cuidar las expresiones, las ideas ni la ortografía
– Abuso de los hashtags
– Apurar los 140 caracteres
– Hacer la pelota constantemente a personas o marcas
– Pretender se experto en un área o definirse como tal y que el timeline esté lleno de cuestiones totalmente ajenas
– Hacer partícipe a todos de cuestiones que solo interesan a una persona con la que se establece conversación
Razones para perder un cliente
– No dar valor de marca
– Spamear
– Mendigar followers, retuits y favoritos
– Mal uso de las herramientas automáticas
– Que los robots hablen de la marca, a destiempo y de forma fría
– No dar respuesta a dudas y comentarios de los usuarios cuando se requiere
– Dejar que la persona contagie la voz de la marca, la empresa no puede hacer comentarios personales
– No ser útil
– No diversificar contenidos
– No compartir información ajena a la empresa que sea relevante para el cliente
– Hacer un mal balance, una mala lectura, de la forma de actuar de la comunidad de followers