Una fotógrafa que danza en la red

Blanca de la Cruz es una joven cordobesa de melena rubia y sonrisa infinita que se abre paso en el mundo de la fotografía y el craft. Hasta aquí, todo encaja en el inicio de una historia cualquiera. La cosa cambia al conocer que tan sólo con 26 años vive paralizada en un sofá el 80% de las horas del día, que tuvo que abandonar la danza, a la que se dedicaba desde los 10 años víctima de insufribles dolores a los que no logran ponerle nombre, y gracias a las redes sociales ha descubierto nuevas facetas y opciones para profesionalizarse en ellas.

Instagram es su gran plataforma para mostrar su vida y sus obras, para recibir encargos de productos y servicios y para localizar nuevos espacios expositivos de sus imágenes, muchas reflejan su realidad y el arte de la danza. También Pinterest juega ahí su papel.  Entre sus logros está la dirección del vídeo de la primera colección de Silvia Navarro, de 1sillaparamibolso. Facebook le permite un contacto cercano con gente conocida y desconocida. YouTube es su portal de expresión de sus causas y sus cosas con miles de visualizaciones en algunos de sus vídeos. Arranca ahora también en Twitter…

Internet ha hecho que sea autodidacta en sus creaciones e impulsiva en sus propuestas. Se declara “una auténtica friki” de todo lo relacionado con el Social Media y el Marketing Digital y una de sus máximas es: “Hay que ser atrevido, lanzarse, dejarse las vergüenzas en casa. Uno no nace con contactos y hay que buscárselos”. Y ella lo hace rodeada de almohadones y silenciando su dolor. Una inspiración que comienza a pisar fuerte en la red y que avanza a dentelladas por la vida, con la esperanza de ser independiente de nuevo un día y mostrando su vida y lucha desde la pantalla e impartiendo conferencias como en TEDx.

Las tecnologías han supuesto tal revolución y fuerza para ella que aunque los primeros meses tumbada continuó sus estudios universitarios de Marketing, decidió por voluntad propia abandonarlos e indagar en vídeos y cursos online. La conclusión de su decisión: “Felicidad”.

Contamos hoy parte de su historia porque dio con Influencity en uno de sus paseos virtuales y se presentó con frescura y decisión. Hasta el momento de escribir estas líneas hemos continuado poniendo en práctica el peso de la virtualidad con ella, con una entrevista realizada por Twitter, mail, Whatsapp y notas de voz.

“A todos se nos da bien algo”, dice, sean cuales sean las circunstancias. Localizarlo y ponerse a ello es cuestión de interés y pasión. Blanca encontró en la fotografía su seria vía de escape cuando su cuerpo se declaró en huelga ya en 2008. Un verano que frustró su viaje Erasmus a Francia, sus clases de todo tipo de bailes, sus estudios en Sevilla…

Hiperactiva por naturaleza chocó frontalmente con su nueva realidad en una espiral de negación hasta que poco a poco vio una tenue luz con un fármaco que le alivió algunos dolores y pudo ir desenvolviéndose durante algunas horas al día. Pero queda mucho por recorrer y mucho por indagar para liberarse de su lastre.

De hecho, ha emprendido un proyecto para viajar por el mundo con la ayuda de sus followers para llegar allá donde sus piernas, rodillas y espalda no le permiten, pidiéndoles que hagan danzar sus fotografías en Facebook etiquetándola y representando el símbolo de su marca.

Hoy exprime las horas de tregua que le da el cuerpo para hacer manualidades, contactar con gente, ver a amigos y ejercer su profesión, la fotografía. Y aunque tarda tres meses en crear una nueva colección y montar una exposición, no se rinde. Crea, imagina, diseña, interactúa en sus redes, no se pone techos a los que llegar. Está en el comienzo de su camino como marca y también es una influencer en la narración de sus experiencias propias.

Blanca es sinónimo de que “todos tenemos algo que contar, algo que sabemos hacer y excusas que desterrar”. Es una eterna bailarina que danza con su mente cada vez que escucha una nota y que decidió transformar su música en disparos de cámara.