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9 min read | septiembre 18, 2014

Olvida mi Twitter y pega la vuelta

Olvida mi Twitter y pega la vuelta

Si delante y detrás de tus redes sociales te mueves con el mismo nombre, rostro pasión y profesión, más de una vez habrás estado a punto de lanzar el móvil por la ventana y meterte bajo una manta, virtual o real, hasta que el chaparrón del momento pasara. Hablamos de debates no pretendidos, críticas incontrolables, famas inmerecidas o rumore, rumore… Y no hace falta ni acudir a aplicaciones como Secret o similares desde el anonimato para padecerlas. ¡No! ¡Ahí, públicamente, para más escarnio, mejor! Así que, ¿cuántas veces os habéis sentido Pimpinela y querido gritar: “olvida mi Twitter y pega la vuelta”?

Bueno, a veces ocurre. No hay más. Simplemente hay que saber gestionarlo y no perder de vista que queremos seguir al frente de nuestras redes. Si alguien tiene que quedar mal, que sea otro. Esto significa tener estrategia que puede ir desde entrar al trapo hasta el ninguneo. Dependiendo de nuestras intenciones de partida y de destino. En cualquier caso, recordad sed consecuentes porque siempre puede haber alguien que te recuerde tu pasado.

Así nos encontramos con personalidades varias:

Followers de andar por casa

Metemos en este saco varias personalidades que no hacen daño ni excesivo ruido, con los que nos sentimos cómodos porque no nos generan ningún tipo de dolor de cabeza. Te siguen, te retuitean de vez en cuando, te dan favoritos, te citan o comentan en alguna ocasión y poco más. Es esa gran masa de seguidores que están, te arropan, te acompañan, lo notas. Puedes no llegar a saber de qué hablan ni por qué te siguen, puedes llegar a devolverles el follow o puede que no compartas todo lo que dicen. No importa, ahí están.

Pesados, moscones de bar

Hay quien rebasa la virtualidad y deja crecer en su imaginación algún tipo de idea romántica. Puede ser conocido directo en la red o un conocido de un con¡ocido que se cree más cerca de ti y decide traspasar la línea y hacerte preguntas de bar. Tipo: “¿Estás sola, guapa?”. También ocurre de ellas a ellos.

Este tipo de follower te comienza a comentar todo, darte favs o likes y retuitear o comartir y acaba pasando a los DM o mensajes privados con cierta facilidad. Si el contacto fuera profesional o amistoso, sería hasta agradable. Pero cuando hablamos de pesados o pesadas, la actitud intrusiva acaba yendo en su contra. Tanto que la solución puede acabar siendo el unfollow por nuestra parte y hasta el bloqueo y/o denuncia, según plataformas. Es decir, si te hablan como en un bar, compórtate como lo harías en un bar (obviemos las peleas de película con copas por los aires y mesas rotas en la espalda).

Haters

Reales y espontáneos o fabricados y con una voluntad dañina a conciencia, hablamos de los “cabreados”. Se trata de personas, cuentas, que se dirigen a nosotros directamente o nos mencionan con una dura crítica sobre nuestro trabajo compartido en la red.

A veces es notable la intención detrás de comentarios. Y antes de arder por dentro y dar libertad de acción a los dedos, cabe analizar. ¿Qué están criticando? ¿Por qué? En función de si tenemos o no respuesta a estas preguntas debemos entrar o no al trapo.

La regla general es ‘Don’t feed de trol’, no alimentar a los enemigos de tu marca, de ti. Dar calor a comentarios solo puede darles más protagonismo y que lleguemos a perder el control y con él nuestra imagen o reputación presentes y futuras.

Ahora bien, hay quien habla por hablar, sin medir las consecuencias y si resulta fácil calarle se puede tratar de rebatir con argumentos sus críticas. Pero una vez se ha cumplido esa misión, tema zanjado.

Los haters suelen ser altivos, hablar con prepotencia y querer tener la última palabra. Se rebate con coherencia, serenidad y poniendo el punto final en el argumento sencillo y válido.

Con cierta destreza, usar el humor y lograr dejar en evidencia al hater acaba siendo una gozada. Hasta el punto de que hay quien le coge el gusto y acaba provocando el surgimiento de troles. ¡Calma y cuidado con abusar de esto!

Haters
Haters

Stalkers

Palabras mayores. Soy espías. Seguidores fantasmas que puede que husmeen entre tus líneas y fotos sin dejar rastro, desde cuentas falsas o desde las de otras personas que sí te siguen. LA finalidad es sacar información, cotillear.

A veces se pilla con las manos en la masa a alguno, aunque no le acabemos poniendo cara o malinterpretemos a alguien por culpa de un tercero. Puede ser desde la ex de tu novio a la competencia de tu negocio. Y a causa del ansia de indagar o un descuido puede írsele un like, un favorito, una petición de amistad, un retuit… “¡Ajá! ¿Qué hace este en mi casa abriéndome los armarios?”. Es esta la sensación: te sientes invadido, atracado, espiado, indefenso.

¿Qué podemos hacer?

Pues si es cosa de aficionadillos, de niñatas celosas o compañeros trepa, puedes deducir, seguir pistas y tomar represalias como bloqueos, denuncias o citarle a una conversación por privado o en la calle. Eso ya, a gustos y según la diferencia de peso y altura…

Para evitar en general situaciones incómodas es interesante no seguir de forma indiscriminada a perfiles que con un poco de reflexión no nos convencerían (si carecen de foto, su bio es dudosa, no te interesa lo que comparte ni a quien sigue…); no aceptar a cualquiera que pide amistad; mantener la privacidad de según qué perfiles en las redes sociales; hacer repaso de lo que otras personas publican por ti o sobre ti…

En este sentido, es recomendable hacer repaso y limpieza de followers de vez en cuando y descargarnos alguna aplicación que nos chive cuántos nuevos seguidores tenemos, quiénes son, cuántos perdemos y en qué momento.

La manera de movernos en terrenos que nos hagan sentir cómodos es hacer caso del gomiseo de tus influencers de cabecera. Es decir, las recomendaciones que hacen aquellas personas que tienen una alta reputación para nosotros.

Estar a salvo de ataques, críticas y comentarios nunca estaremos a salvo. Eso es así. Pero, por encima de todo, no olvidéis: con contenido bueno o malo que alguien dedique tiempo a ti es haber tenido éxito en algún sentido. Tu post se ha leído, tu foto se ha visto, tu comentario ha hecho mella. Juega a tu favor, utiliza a quien te utiliza con caracteres o con silencio. Y lo que quede, ¡que pegue la vuelta!

 

 

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