Skip to content
Comienza tu prueba
8 min read | agosto 7, 2014

¿Cómo ser un buen influencer en la vida?

¿Pero tú de qué hablas? Escoge bien tu tema y mide tus palabras

Se puede hablar por hablar, pero por la boca muere el pez. A buen entendedor pocas palabras bastan pero el que dice lo que no debe, oye lo que no quiere. Si lo recordáis, todo irá bien.

Es muy muy muy importante saber de qué se quiere hablar y en efecto llevarlo a cabo. Pero no lo es menos pensar antes de intervenir. Al igual que en la vida real, en un examen, una reunión, una cita, una conversación familiar… en las redes hay que actuar con coherencia, sentido común y, a ser posible, buen gusto. Todo esto parece sencillo y obvio, pero no lo es tanto… Hagámonos estas reflexiones todos los días:

  • ¿En qué eres experto o en qué quieres serlo? 

Cada red social sirve para un fin y te permite demostrar aptitudes diversas. Ser influencer significa ser referente para una comunidad de seguidores y resulta inteligente especializarse en una o varias temáticas para situarnos como tal.

Hay dos mecanismos para estar presente en las redes: inspiración natural y vocación divulgativa sobre lo que nos intersa, sin más, independientemente de los resultados; y una aparición intencionada para buscar ser líder de opinión sobre algo. Tan válidas como posibles, la diferencia es que lograr followers en la primera opción es un premio y no lograrlo en la segunda, es frustración.

  • ¿Qué pretendes?

¿Hacer ruido? ¿Comunicar? ¿Polemizar? ¿Informar? ¿Que se te vea? ¿Que te sigan? No se trata de ser correcto siempre, sino de no perder el objetivo de nuestra presencia en la red. Ocurre igual si eres empresa o influencer. Sin embargo, hay libertades que unos y otros no pueden permitirse. 

  • Además de aptitud, actitud.

No sólo se trata de lo que decimos sino de cómo lo decimos. Escoger las palabras es un primer paso. La guinda es escoger las formas. Y no sólo al compartir, también, muy especialmente, al contestar.

La susceptibilidades y las interpretaciones de segundas y terceras personas es algo que no podemos controlar. Sí quizá prever. Curándonos en salud podría bastar con pensar muy bien antes de hablar y lanzarnos a la piscina sabiendo qué sensación queremos provocar. Nuestra reputación va con esas pequeñas decisiones.

  • Descríbete como quieres que te vean y demuestra que puedes serlo.

Una buena biografía, en cualquiera de las redes que tengamos, es básica. Nos encontrarán más y mejor y, además, nos sirve como guía, para no despistarnos del camino. No es creíble venderse de una manera y comportarse de otra. Al final tu timeline hablará por ti pero las primeras impresiones importan. ¿Os suena? Siempre vuelve la vida real…

Y, por favor, vinculad todas vuestras redes si es que queréis ser vistos y bien vistos.

  • Analízate y mejora.

Quizá no todos los días, pero de vez en cuando te habrá pasado y te pasará hacer un comentario, aportar un contenido o compartir alguna información con la que no te identifiques del todo o haya levantado ampollas sin pretenderlo. E intentando arreglarlo haya sido peor el remedio que la enfermedad. Incluso tenido tentaciones de borrar y borrar. Pero como con cualquier herida, la cicatriz ahí queda.

Alguien recordará siempre lo ocurrido o te lo sacará en algún momento. Aunque quien debe recordártelo o perdonártelo eres tú mismo.

  • Lee, escucha, estudia, aporta.

Métete de lleno, sin miramientos ni cortapisas. Cuando tienes clara tu dirección -igual después de mucho probar- hay que ser decidido. A la hora de escribir y profesionalizarse en las redes sobre un tema es imprescindible leer mucho, aspirar a ser como otro alguien y si no existe inventárselo.

Hay que hablar como si lo hicieras para ti. ¿Qué te gustaría saber y encontrar por la red? Hay que aspirar a eso, a solucionar tus propias carencias y dudas. Seguro que alguien más, a parte de ti, lo agradecerá.

Pero cuando se consiguen dar esos pasos ya no hay marcha atrás. Ser un influencer, un opinador de referencia, es costoso. Hay que trabajar duro para mantenerse. ¿La solución? Sigue leyendo, estudiando, aportando.

  • Mide tus palabas.

No sólo en número de caracteres y no siempre menos es más. Según lo que pretendas, posicionamiento en Google, ser visto, leído, compartido, seguido… También cabe definir tu número de intervenciones y si en una red das rienda suelta a tu incontinencia o comodidad más que en otra.

Y, por supuesto, los cómo. Evitemos crisis y si las provocamos que sea lo que buscamos.

  • Busca tu tono y explótalo. 

Similar a como uno es en la calle o no, siempre hay que buscar una tono al escribir, sean pocos o muchos caracteres. Despistar en la forma de expresarse no da credibilidad. Puede llevar a pensar que no es uno mismo quien está detrás de sus redes siempre o, algo mucho peor, que plagie a otros.

Parece fácil pero cuando uno está delante de la pantalla, sea del tamaño que sea, tiene mil dudas. Pero una vez se siente cómodo, todo va sobre ruedas. ¡Garantizado! Como decimos, no se trata de ser educado, serio, correcto. Se trata de ser lo que quieres exactamente. Procurar ser aquello que te gustaría encontrar. Se puede.

Other posts you might be interested in

View All Posts