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15 min read | octubre 5, 2014

5 errores (más) que cometen las marcas al contactar con influencers

5 errores (más) que cometen las marcas al contactar con influencers

Seguimos profundizando e indagando en algunos de los errores comunes que las marcas, agencias de comunicación y empresas cometen a la hora de contactar con influencers, prescriptores, líderes de opinión en las redes sociales. Tras la publicación de nuestro último post (5 errores que cometen las marcas al contactar con influencers), hemos recibido en Influencity numerosos mensajes de agradecimiento por poner voz a algunos de sus pensamientos y otras sugerencias para seguir hablando de este tema.

El objetivo es solucionar los problemas que se generan no solo en el proceso de búsqueda y selección de personas influyentes en el sector para nuestras marcas, productos y servicios. También se trata de detectar cuáles son los problemas de comunicación y falta de entendimiento entre unos y otros. Si en realidad todos buscan lo mismo, conocer y dar a conocer una firma y su propuesta en el mercado a través de experiencias positivas, el camino debería ser mucho más fácil. Y en esa brecha y con este fin nació y trabaja Influencity.

Ahí va la segunda remesa de errores gracias a la colaboración de quienes mejor los conocen, los influencers:

No conocer a la persona detrás del nick

Es lo que tiene acudir a un influencer guiándose por las cifras, el número de followers. Sin importar apenas cuál sea la red que dominen o la temática en la que sean experto y si casa con la marca, producto o servicio. Este hecho a veces se debe a la falta de tiempo, de conocimiento del poder de las redes sociales y la propia dificultad de rastrear a los verdaderos líderes y especialistas de un sector. Y todo ello da lugar a formas y destinatarios inadecuados. Así, se acude a un blogger o tuitero, por ejemplo, sin conocer su nombre, su trayectoria, su estilo o su forma de narrar.

Un influencer debe sentirse cómodo y familiarizado con el espíritu de una firma, el producto que ofrece debe ir en consonancia con lo que él consume y utiliza, debe encajar en su modo de vivir, de sentir, de hacer. Y para eso hay que seguirle la pista, hay que conocerle, hay que hablarle de tú a tú, debe de notar que se le aprecia por lo que hace no solo por cuánto mueve. El interés no está reñido con la sinceridad y el sentido común.

Eso no se nota con un mail genérico o un argumento poco convincente. Se demuestra contactando de forma personalizada, sin forzar el punto de encuentro. Si una marca está en sintonía con un influencer y viceversa, el flechazo surgirá sin grandes esfuerzos. ¡Que todos los problemas sean encontrar a quién más se ajusta a nuestro perfil y llegar a él! Pero no el mensaje ni el porqué conectar. Y en este preciso punto Influencity viene a solventar la primera parte, las marcas solo deben preocuparse de la segunda.

“Colaborar” no es sinónimo de “dictar”

En consonancia con el punto anterior, en diversidad de ocasiones las marcas, agencias de comunicación y pymes piden colaboración a influencers por mail sugiriendo algo que, a priori, puede parecer interesante. Una firma se ha fijado en ti, si no lo conoces, investigas qué hace y cómo y muestras tu interés por formar parte de la idea o campaña que te dicen tener entre manos. ¡Es perfecto! Pero a veces ese idilio se queda ahí, con una nota de prensa informativa en un mail sin opción a réplica y que esperan sea de tu interés y pienses en reproducir lo más fielmente posible.

Esto se traduce en impersonalidad, es una manera de intentar alcanzar a emisores pero no de conectar con su estilo y eso se nota. Es una táctica que puede nacer de la falta de análisis, de tiempo o de previsión de reacciones y al final puede tener un efecto contrario al deseado. Encubrir, con o sin intención, una “colaboración” con un “dictado”, o lo que sería lo mismo un “copia y pega”, puede traducirse en un sentimiento de animadversión por una firma. Y no hay nada más potente que los sentimientos. Como en las relaciones de amor, “si no me conoces y no me valoras por ser quien soy, no me mereces”.

“Te regalo mi banner. De nada”

Del  mismo modo que ocurre con las notas de prensa, en ocasiones las marcas o empresas envían un banner o similar a influencers dándoles permiso para utilizarlo en sus blogs. Lo que en principio para el enfoque de las firmas es como un reconocimiento al trabajo y el éxito en las redes de un influencer, acaba siendo lo contrario.

Esta concesión que vendría a dar caché a un blogger, “que yo me fije en ti y mi marca te apoye”, se puede traducir en “hola, proyecto de influencer, aquí te dejo mi publi para darte nivel. Dame las gracias”. No es la intención, pero todo influencer tienes su corazón/ego y también su manera libre de hacer su propia lectura. Sí, la empresa que tiene a bien ceder su logo puede ser grande y eso, quieras que no, emociona. Pero de primer impacto o tras una reflexión más meditada, esa intención de impronta puede irritar.

Falta de creatividad

Crear campañas creativas, incentivar a la participación. Este es uno de los reclamos más comunes de los influencers. Desde hace unos años a esta parte la apuesta de muchas marcas por contar con la opinión y acción acreditada de prescriptores en las redes sociales es una constante. Pero que cada día se sumen más no quiere decir que los influencers sean igual de novatos.

De este modo, las técnicas de antaño (quien dice antaño dice hace unos meses incluso) pueden resultar aburridas. Regalar o pagar no es incentivar. Dar a conocer productos o servicios debe aportar experiencias, vivencias únicas a un prescriptor. Sentir algo en exclusiva, antes que nadie o mejor que nadie es lo que imprime ese algo especial a post, tuit, fotografía… una narración en primera persona en definitiva.

Hay que inventar nuevas fórmulas y excusas para hacer el match entre marca e influencer como algo divertido y extraordinario.

Tras el precio, se hizo el silencio

Negociar un precio por probar un producto o tener una experiencia relacionada con una marca no resulta fácil. ¿Cómo medir lo que vale mi tiempo de influencer o el impacto de mis intervenciones en las redes para una firma? A veces, además, es incómodo verte regateando para probar algo y hablar de ello. Pierde la naturalidad de la cual depende la frescura que se acaba notando en cada palabra o imagen. Pero más allá de llegar a un acuerdo conforme para las dos partes, cuando hay dinero de por medio hay ocasiones en que se da una situación especial: el silencio.

Influencers nos contaban esta semana que se han encontrado con responder a marcas sobre la cuestión económica para participar de alguna acción, tal y como les solicitaban, y no recibir jamás respuesta. Esto acaba por traducirse, una vez más, en un sentimiento negativo. El silencio significa que el interés se ha desvanecido, el influencer se siente abandonado por el camino y le puede generar inseguridad e, incluso, dudas sobre su valía o proceder.

Hablando de precio, una respuesta amable, aun siendo para declinar una colaboración, no cuesta nada.

*Error de regalo

Seguimos también con el guiño hacia Influencity: la plataforma viene a poner solución a estas brechas en el camino, a facilitar las cosas a las marcas y a ahorrar feos a los influencers. Los líderes de opinión en las redes sociales son personas, con nombres y apellidos, con su trayectoria personal y estilo. A través del buscador las marcas encuentran lo que buscan y los influencers dan con quienes les están buscando de verdad. El match se produce de forma fácil y directa y las propuestas se hacen de tú a tú, sin intermediarios ni interferencias.

No formar parte de la familia hace que te estés perdiendo mucho. Así que ¡bienvenidos todos a trabajar en la misma dirección!

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