Emprendedor, autodidacta, inquieto e inspirador. Así es Alfredo Arias, o @minipunk en las redes, que dio el salto de lo alto de los tejados a Twitter con un sencillo razonamiento: mostrar en directo su trabajo para la tranquilidad e información de sus clientes. Y lo logró subiendo fotos desde un móvil sin muchas prestaciones. No hacía falta más.
Desde que se le encendió la bombilla hasta el día de hoy ya han pasado cinco años y se ha hecho todo un experto de las redes sociales, prodigándose por escenarios y aulas, dando clases a pymes, motivando a la innovación y al atrevimiento.
Teja a teja, tuit a tuit, su popularidad desde la albañilería le ha llevado a gestionar las redes de varias empresas, además de la suya, en León. Las controla todas y no para de generar contenido en su blog. En la actualidad, este “peón en @reformasarias muy activo en redes sociales”, que publica cosas en blogs, comparte opiniones, noticias, trucos y curiosidades, como se define en su bio de Twitter, cuenta con 10,3 K de followers. Y sus reformas tienen más de 2.500 seguidores en Facebook.
Los imitadores siempre existen, pisan los talones. Al fin y al cabo se trata de mejorar los servicios que existen. Minipunk es consciente y, como lo expresa en sus ponencias y reconoce en otros colegas emprendedores, “hay que competir todos los días”. Mejorar contenidos, crear vídeos en YouTube, “dejarse encontrar y que hablen de ti”, no tener miedo, tener perfil persona y perfil de empresa y “jugar” con ellos y los distintos tonos que puedes usar, interactuar, aconsejar, responder…
Muchos profesionales del sector le dijeron que con sus propuestas enseñaría a la gente a hacer su trabajo y no les llamarían, que les haría perder trabajo. Pero su negocio no ha hecho más que crecer y la confianza en sus servicios es cada vez más palpable y firme.
Para Alfredo, “el usuario es el protagonista” y se le debe motivar. Sólo así te conviertes en interesante, necesario, útil, simpático. Pero todo ello acaba no siendo fruto de la espontaneidad y la buena acogida. Detrás del éxito hay trabajo y más trabajo. Porque, como dice Alfredo, “puedes ser el primero, pero siempre eres vulnerable”.