Los más de 300 millones de usuarios de Instagram suben más de 95 millones de fotos y vídeos cada día y su contenido genera más de 4.200 millones de ‘me gustas’ diarios. Entre todas las imágenes que se comparten, una mayoría amplia están relacionadas con comida, desde la paella que ha cocinado el abuelo un domingo hasta los platos que han desfilado delante nuestro en un restaurante.
Muchas de estas imágenes son auténticas obras de arte, bodegones que dan ganas de comérselos. Bajo el hashtag #foodporn se etiqueta a la comida que hace que la boca se nos haga agua, que sea tan apetitosa que haga rugir nuestras tripas. Pero, ¿cómo consiguen este efecto los foodies?
Si habéis comido ya, no sea que os dé otro ataque de hambre, estad atent@s a estos trucos:
- El secreto está en la edición. Aunque no es foodie, la influencer de viajes Kelly Lack tiene una máxima que se aplica a todas las imágenes: el secreto no está en la cámara sino en la edición de las imágenes. Muchas veces se ha comentado que la gente hace fotos desde cámaras réflex que luego pasa a Instagram, pero hoy en día los smartphones cuentan con suficiente calidad como para poder usarlos sin problemas. Ella aconseja imágenes poco saturadas, pero iluminadas para dar la sensación de que están vivas. Echad un vistazo al siguiente ejemplo, ¿con cuál os quedaríais?
- Color y claridad. En esa misma línea, si os dais cuenta las imágenes que suben son vibrantes. Eso se debe a que hay más de edición que de filtros: se incrementa el brillo y el contraste y se reducen las sombras, principalmente. También es recomendable incrementar la nitidez.
- Utiliza otras herramientas. No tomes directamente la foto desde Instagram, ya que no puedes apreciar el conjunto de la imagen. Hazlo con la cámara del Smartphone y, después, pasa por alguna de las aplicaciones como Camera Plus, Snapseed, Aviary, VSCOCam, Picsart, Filterstorm o Squaready. Se trata de programas de edición que completan lo que Instagram puede ofrecer y que se adaptan a los estilos de cada uno.
- Intenta evitar los filtros. Sabemos que la base de Instagram son los filtros pero hay que tratar abusar de ellos, ya que hacen que se desvirtúe lo que queremos enseñar. Por eso, estamos insistiendo en la edición de la imagen, ya que esta debe quedar lo más natural posible al tratarse de comida. La foodie y fotógrafa Luisa Morón ofrece estas consejos a la hora de fotografiar:
- Planifica la hora. La mejor hora suele ser entre las 11 y las 14 horas.
- Analiza la zona de trabajo y comprueba cómo se comporta la luz.
- Utiliza el material necesario: reflectores, bloqueadores, difusores…
- Fotografía desde distintos ángulos para probar cuál es el mejor punto de luz.
- Utiliza trípode. En el caso de los móviles ya hay trípodes para ello.
Aquí tenéis un par de ejemplos de cómo Luisa juega con las luces:
- ¡No uses flash! Busca siempre un punto de luz natural y trata de no emplear flash, ya que la fotografía va a tener un punto brillante de luz, quemando así los colores y oscureciendo el fondo.
- Plano cenital. Las imágenes vistas desde arriba hacen que la comida se vea mejor y sea más apetitosa. Además, se trata un plano que se toma muy fácil con el móvil, captando todos los detalles que sean necesarios. Por eso, si os dais cuenta, la mayor parte de foodies, como Marta Simonet (en la siguiente imagen), captan imágenes muy trabajadas en un plano cenital. De todas formas, no siempre tiene que ser así, hay otros ángulos que pueden ser perfectos para la comida, como un plano picado para mostrar lo que contiene un cuenco o una olla. Juega con los ángulos y la originalidad que permiten para que la imagen sea lo más atractiva posible.
- Muestra los detalles. Cuando un foodie sube su creación a Instagram vemos un montón de pequeñas cosas, pero bien cuidadas. Se trata de composiciones en las que el detalle importa, y mucho. Este punto se puede conseguir de varias maneras: por ejemplo, haciendo zoom en un alimento o plato concreto, mientras los otros se ven difuminados; introduciendo los alimentos con los que se han preparado el plato; o acercando la imagen para mostrar los ingredientes con total claridad. Eso sí, recordad que hay que eliminar todos los elementos superfluos que distraigan lo que realmente importa.
- Sé original. Haz bodegones como han hecho los pintores clásicos toda la vida, dándoles tu toque personal. También puedes mostrar o cortar una porción de la comida, por ejemplo, en tartas o pizzas, que hace que den más ganas de comérselo.
- Cuida el entorno. Vajillas bien cuidadas y con elementos decorativos, una mesa de rústica o de jardín, una cama, un mantel bonito… Hay que cuidar mucho dónde y cómo aparece la comida. Un plato picado puede arruinar la mejor composición del mundo.
Otras recomendaciones para ser un buen foodie radican en los horarios en los que se deben publicar las imágenes y en el empleo de etiquetas adecuadas. En cuando a lo primero, recordad que si se sube comida en horas intempestivas, es decir, después de las comidas y las cenas, da, literalmente, asco a la gente. Intentad que en los horarios en los que se come. Siempre hay alguna excepción. La foodie Laura Ponts recomienda, por ejemplo, subir imágenes de la comida que nos apetezca en cada momento, como chocolate después de cenar, un producto que gusta a todas horas, ¿verdad? Respecto a los hashtag, los más empleados son: #food #foodporn #cooking #instafood #foodie.
Echad un vistazo a estas dos imágenes de Laura Ponts, quien cuida mucho la luz, los colores y la composición de las imágenes. El siguiente paso, ¡vosotr@s!
Imágenes de Instagram:
1: Kelly Lack
2: Luisa Morón
3: Marta Simonet
4: Laura Ponts