Cada vez es más frecuente ver cómo las marcas llegan a acuerdos de colaboración a largo plazo con personalidades destacadas de todos los ámbitos para que éstas se conviertan en imagen de sus productos, o lo que es lo mismo, para que se conviertan en su Brand Ambassador.
Para conocer más en profundidad esta figura, y saber cómo integrarla en la estrategia de marketing de una empresa vamos a repasar a grandes rasgos lo principal que necesitamos saber sobre ella.
El Brand Ambassador o Embajador de Marca es la figura que representa a esta de cara al exterior, tratando de asociar sus valores personales con los que la marca pretende que se la identifique.
Puede haber un gran número de perfiles distintos ejerciendo este rol, desde actores y actrices famosos hasta deportistas, modelos o personas con cierta notoriedad que el público identifica con connotaciones positivas.
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Aunque la denominación de Brand Ambassador puede considerarse como relativamente reciente, su figura no lo es. La publicidad, desde sus inicios, ha sido consciente del potente efecto que supone que un producto se asocie a un personaje famoso, y ha explotado este beneficio.
De hecho hay referencias de este tipo de asociaciones ya en el siglo XIX, aunque a decir verdad no fue hasta la década de los 80 en que se popularizó el término. Con la llegada de las redes sociales y el auge del marketing de influencia, el marketing brand ambassador ha cobrado un renovado auge.
Definir las características idóneas de un Brand Ambassador es especialmente importante, dado que la identificación entre este y la marca va a ser de mucha más intensidad que la que tiene lugar, por ejemplo, cuando un influencer prescribe un producto.
“El influencer ayuda a la promoción de la marca, el Brand Ambassador ES la marca. Por lo tanto, sus valores y sus actuaciones deben ir en la misma línea.”
No basta sin embargo con que exista esta sintonía. Además:
– Debe ser capaz de transmitir confianza: la credibilidad es un activo especialmente destacable a la hora de seleccionar a un Brand ambassador.
– Debe tener capacidad para conectar con el target: de poco sirve su reputación o credibilidad si el target al que nos dirigimos lo ignora. Debe ser alguien cuyos mensajes dejen huella en el público al que nos dirigimos, incluso a nivel emocional.
– Debe tener capacidad de liderazgo: en ocasiones las marcas tratan de diferenciarse con enfoques novedosos. Ser capaz de crear una nueva tendencia requiere capacidad de liderazgo.
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– Debe tener dotes para la comunicación: ya que necesita transmitir determinados mensajes, precisa tener una buena capacidad para comunicarse tanto verbalmente como por redes sociales y con los medios.
– Debe ser prudente e inclusivo en sus manifestaciones: Algo a lo que no puede arriesgarse una marca es a provocar rechazo en un colectivo. Un Brand Ambassador debe medir siempre sus palabras para no generar reacciones indeseadas.
Partiendo de las consideraciones anteriores, una marca que desee encontrar un Brand Ambassador necesitará valorar a los posibles candidatos en base a la identificación con la marca y el mensaje que quiere proyectar. Su personalidad, su estilo de vida y sus valores deben estar en concordancia con los de la marca.
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De cualquier manera, y por muy exhaustivo que sea el proceso de selección, nunca se puede tener un 100% de seguridad en relación a la persona elegida.
Marcas de renombre que pagaban cantidades estratosféricas a grandes personalidades con una reputación impecable se han despertado una buena mañana con un inesperado escándalo protagonizado por el embajador de su marca y se han visto obligadas a romper su vinculación de forma abrupta para que las consecuencias no les salpicaran.
Realizar estrategias de marketing con Brand Ambassador’s no es una necesidad generalizada. Las marcas no tienen porqué identificarse necesariamente con un rostro. Pero ante determinadas situaciones la implementación de acciones de Brand Embassy puede ser muy beneficiosa.
¿Cuándo apostar por un Brand Ambassador?
El diseño de acciones de largo recorrido mediante un Brand Ambassador obtiene el mayor beneficio cuando se combina con acciones puntuales con influencers.
De este modo se logra una notoriedad sostenida en el tiempo, a la que el Brand Ambassador colabora con las intervenciones diseñadas a tal efecto, con picos de actualidad a través de los influencers contratados en las diferentes campañas.
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