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5 min read | julio 10, 2014

“Yo te proclamo influencer”

“Yo te proclamo influencer”

Un influencer es, en esencia, un líder de opinión. Una persona que detrás de blogs y redes sociales es capaz de construirse una popularidad, ser imitado e influir sobre otros. Pero se trata de una fuente de inspiración así, como quien no quiere la cosa, con mucho empeño pero –imprescindible– de humildes pretensiones. Y dos son las claves: Un influencer habla de lo que es y lo que le apasiona por el puro placer de expresarse y sólo la comunidad lo puede proclamar como tal.

-Los influencers brillan pero son de carne y hueso. Un prescriptor no vive de las redes, hay que poder desvirtualizarlo. Es importante tanto para el propio influencer como para sus seguidores, particulares y marcas, que se deje ver en fiestas, convenciones y eventos varios. De lo que sí vive, reconozcámoslo, es del wifi.

-Cuestión de actitud y contenido. No hay una fórmula mágica, existen todo tipo de personajes, modos de vida y de expresarla e infinidad de áreas de las que hablar y a las que aportar. Pero, dejando a un lado los casos extraordinarios de éxito fuera de una norma lógica, detrás de un influencer hay ilusión y mucho muchísimo trabajo. Estamos hablando de personas que se informan, mueven y se mueven, compran, leen, interactúan… cada día del año. Gente que siempre tiene en la cabeza, haga lo que haga, publicar, compartir, comentar y crear. La ley del esfuerzo, amigos.

-Se habla DEL influencer pero también CON el influencer. El tema está en que hay personas que al hablar de algo abren todo un abanico de debates e interpretaciones y en esa variedad se convierten en opinadores de quienes también se opina. Los influencers se acaban convirtiendo en tema, lo cual puede ser adorable y violento a partes iguales. El cazador cazado. Pero lo que da dosis de verdad y pone los pies en la tierra –a todos- es la cercanía. Escribidles, hablad con ellos, intercambiad pareceres. La suma es lo que a una persona le convierte en influencer y a un influencer en persona.

-Influir “sin querer queriendo”. Todos hemos pasado por algún momento en que una luz inspiradora nos ha llamado a crear un blog o una cuenta de Twitter, un canal en YouTube o miles de otras opciones para hablar de todo aquello que conocemos bien o no tanto pero en lo que nos creemos únicos. Ese es el espíritu que siempre, desde la suma de seguidores de uno en uno hasta de K en K, hay que mantener. No somos más que otro pero, de repente, sí somos diferentes. Explotadlo.

-No sólo la moda está de moda. Imaginad un tema cualquiera, por rocambolesco que os parezca. Introducidlo en internet. ¿Cuántas referencias y personas aparecen hablando de ello? Infinitas. No hay límites para encontrar ni excusas para crear.

En ese cajón desastre en que todo es posible ha entrado de lleno Influencity, poniendo en contacto a marcas e influencers como ambos buscan y esperan. ¿Y tú, entras?

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