12 de septiembre de 2014. 19.30 horas. Place Valencia (@PlaceValencia). Empieza la aventura. El trabajo de semanas, desde que en uno de nuestros cafés de trabajo nació la idea de meternos en un escaparate, por fin era una realidad. Preparadas para vivir como influencers durante poco más de 24 horas, llegamos con una maleta llena de ilusiones, arropadas por gente excepcional, amigos de profesión y fatigas y decenas de curiosos al otro lado del cristal, preguntándose cómo y, sobre todo, por qué dos tías están sentadas con sus ordenadores ahí dentro.
Son 5 metros cuadrados en los que se impone un impactante mueble color mostaza, una mesa para cuatro convertible en sofá, cortesía de Unamo desing studio (@unamo_ds), y una gran alfombra turquesa de Parentesi Quadra. La pregunta que todos se hacen -también nosotras, hay que reconocerlo- es cómo vamos a dormir. Pero pronto se nos olvida, no dormir hoy no sería precisamente un problema, es la gran experiencia para dos compañeras de cuerdas locuras en Influencity.es y a cada minuto más amigas. Y comienza un maratón de citas, la gran mayoría imprevistas, que nos dan una nueva dosis de realidad: esto está pasando, estamos aquí dentro, la gente nos mira y las redes y los medios de comunicación reclaman nuestras explicaciones. “¿Por qué hacéis esto?”.
Pues “esto” es un experimento con finalidad doble: vivir en nuestra propia piel la exposición pública con la que convive un influencer cada día en las redes y poner en valor el trabajo de estos líderes de opinión. En este sentido, pensamos en que era hora y de justicia reconocer ese esfuerzo por parte de Influencity, una de las plataformas que en España une marcas, agencias de comunicación y pymes con personas que gozan de alta reputación online.
Poner en conocimiento de nuestras intenciones a algunos de nuestros contactos fue suficiente para crear la expectación necesaria para que este momento llegara. Firmas de decoración, restaurantes, marcas de moda y complementos, artesanos… han ido sumando su granito de arena para que estas dos muchachas que os escribe, Clara (@claramontesinos) y Pepa (@PulgarcitaPe) estén aquí.
Queremos aprovechar al máximo esta oportunidad y para ello vamos a tratar de sentir como influencers de lifestyle, gastronomía, belleza, moda… La primera parada, ya familiarizadas con el espacio, la realizamos junto al peluquero Eloy Roig (@pelojet). Corta el pelo en directo, ante cámaras y caras ojipláticas a Clara, mientras Víctor Rodrigo, chef del Restaurante Samsha de Valencia y participante del programa Top Chef, ultima algunos detalles para servirnos una impresionante cena. Un lujo tener en casa a un mago del cabello y a un malabarista en los fogones.
Preparadas para la ocasión nos disponemos a degustar siete pruebas, propuestas gastronómicas de Víctor Rodrigo, con 16 años de profesión a las espaldas pese a su juventud. Ese tipo de platos que uno ve en foto y no llega a concebir su proceso de creación, no atina a imaginar a qué pueden saber y a penas se atreve a hincarle bocado. Y se hacen necesarias fotos y más fotos para poder demostrar que estamos aquí, que nos sirvieron estos platos y que son realmente comestibles. Auténticas obras de arte en su concepción, presentación y explosión en la boca.
Tras las entrevistas, las visitas y la cena, la vida en Place Valencia continúa activa. Nuestra propuesta en el escaparate convive estos días con un market que aumenta la amplia oferta de este espacio único en la ciudad (un total de 29 tiendas de todo tipo), ecléctico, donde todo es posible (por si no quedaba claro con su generosa apuesta por nuestro experimento…).
Llega la hora de echar el cierre y aquí nos quedamos, ya en pijama, sentadas en el convertido sofá pero bajo ningún concepto solas. Muchos amigos, con los que convivimos a diario en la oficina, los que forman parte de las vidas de cada una, algunos que hace mucho tiempo que no vemos, familiares, desconocidos… Se quedan al otro lado a acompañarnos. Algunos cenan y prácticamente todos aprovechan la excepcional ocasión para hacer todo tipo de fotos, selfies y vídeos y, como buenos influencers, compartirlos en las redes con el hashtag #influencer24h.
Pasada la medianoche cada uno sigue su marcha, es viernes y hay ganas de fiesta ahí fuera. ¡Y para nosotras no será menos! Besos a través del cristal, vídeos de “buenas noches, hasta mañana” y comienza una nueva fase del experimento. Ordenadores encendidos, móviles ardiendo. Mucha gente nos reclama en las redes y es algo que, con franqueza, nos fascina. ¡Queremos contarlo todo y nos falta tiempo! Y el goteo de visitas continúa: más amigos, más curiosos, más sorprendidos ante un escaparate encendido con dos chicas dentro con camisón y pijama… Agradecidas y sorprendidas hasta un extremo que ni imaginábamos saludamos, interactuamos, escribimos, seguimos con las fotos y con las ideas locas. ¿En qué consistirán?
Casi las 3 de la mañana, llegan los bostezos y las serias sospechas de que pronto aparecerán más conocidos y desconocidos para agolparse contra el cristal y esta vez, con toda seguridad, despertarnos. Para quien no creyera que dormir en un escaparate con luces y a pie de calle fuera posible, estamos en disposición de decirle que no solo se puede, sino que uno puede llegar a olvidar por ratos largos donde está. Y no, de momento, aquí dentro las cosas no se magnifica. Ahora, frases míticas para la historia brotan de nuestras gargantas. Desde luego, aquí hay inspiración para rato para tuits, posts y fotos.
Mañana más y buenas noches. Os dejamos con una reflexión: “Nena, pues esto no está mal vivirlo alguna vez en la vida”.
