Increíble la trayectoria de este joven. Influencity ha estado con Taj Alcharani (@charanini), español de ascendencia Siria y residente en Valencia, ha logrado en solo un año convertirse en uno de los embajadores más reconocidos del videojuego Dota 2. Estando entre los primeros de todos los rankings a nivel mundial, en España no ha logrado conectar con la misma intensidad hasta hace tres años. Y ahí es donde Alcharani ha entrado de lleno, tras un periplo profesional muy interesante por Sudamérica: hacer que en 2015 Dota 2 llegue al número 1.
A lo largo de toda su vida ha sido un apasionado de los videojuegos, logrando hacerse un verdadero experto en este último, de alta complejidad estratégica. Se abrió paso con unos humildes vídeos en Youtube, asistiendo a torneos y entrevistando a grandes jugadores a quienes admiraba. Una inteligente forma de mostrar su talento y lograr que una potente empresa le contratara. Un influencer cada segundo de sus días del que merece la pena tomar ejemplo.
Yo era un fan más del Dota y gracias a una Dreamhack Valencia entrevisté a varias personas que me pudieron atender. Entre ellos al jugador Dendi, que es famosísimo. Subí la entrevista a YouTube en un canal muy pequeño de 10 suscriptores y tuvo 16.000 visitas. Es alguien que atrae a mucho público y me ayudó a mí a verme como entrevistador, conocido del mundo del Dota. Yo ya lo seguía muy de cerca, sabía todas las estadísticas y datos.
Había un grupo de cast que se llamaba AntenaDota y comentaban todos los partidos internacionales. Se interesaron por mí, me probaron como co-caster, que es el analista, el que sabe todos los datos –mientras que el caster es el narrador- y la mayoría eran sudamericanos. Yo, el único español, el nuevo.
La verdad es que triunfé, mi acento les gustó, era el único español en contraste con los sudamericanos y era muy bueno con los datos y las estadísticas. Subí en popularidad muy rápidamente, me seguía mucha gente… Y al final acabé contratado en el club eStar que son también los encargados de montar Dreamhack en Valencia. Soy manager de un club y también comento cuando tengo tiempo pero es algo que he ido dejado más aparcado.
En Sudamérica no siguen Twitter, sólo Facebook. Cuando empecé de comentarista solo me hice Facebook y tengo unos 9.000 seguidores en fanpage. Cuando me contrataron aquí sí di más caña a Twitter porque en España es al revés.
Veía que las cifras aumentaban. Cuando comentabas un partido, la gente no solo hablaba del partido, sino también sobre mí. Decían: “¡Qué bien lo hace Charanini!”. O preguntaban cuando no estaba yo: “¿Dónde está Charanini?”. Notabas que la gente te esperaba o te hacían con Photoshop imágenes con alguna foto chula tuya y te las mandaban… Te das cuenta de que te sigue una fanbase y allá donde hago algún tipo de evento o voy me sigue.
A videojuegos he jugado toda mi vida, pero ponerme más en serio, el último año. Yo era muy fan, sabía mucho del tema, pero hasta que vieron mi talento fue hace un año. Todos los días estoy con la cabeza en eso, con proyectos y el equipo del que soy manager, aunque ya no comento y trato de compaginarlo con mis cosas del día a día.
Sigo siendo el fundador de otra organización que hice de cast y la dirijo también. La primera en idioma español de Dota 2 y nos han invitado a Seattle al Mundial de International 4 que se está celebrando ahora mismo.
Somos los oficiales en español y no he podido llegar para comentar. Pero mandé a dos colegas de la organización y están pasándoselo pipa con 10.000 personas viendo el stream.
Soy el ejemplo quizá de los más pequeñitos. Es cierto que lo soy pero hay gente a mi alrededor que lo han conseguido y tiran de mucha más gente. Desde youtubers que tienen a millones de gente detrás hasta jugadores de Dota que mueven muchísimo público, de Starcraft… Muchos estamos demostrando que se puede vivir de esto y que yo soy de los que acaba de llegar, llevo solo un año. Y la gente que viene de atrás está moviendo ya masas.
En redes públicas antes de enviar algo tienes que leerlo tres veces. Antes ponía lo que pensaba. Ahora escribo políticamente correcto y si debo decir algo malo a alguien procuro que sea en privado. Se cuidan las maneras.
De momento no me llevan las redes aunque sí me coordino con las publicaciones de la empresa. Vas profesionalizando tus tuits…
Le diría que para vivir de algo que te apasiona tienes que trabajar como si no estuvieras cobrando por ello. Yo no estaba en el mundillo profesional, pero me encantaba tanto Dota 2 que era mi pasión y estaba en todo. De ahí que se fijaran en mí. Si te quieres dedicar a algo, incluso antes de que te contraten, tú ya tienes que demostrar lo que vales.
Mi contrato es de un determinado número de horas pero en realidad este trabajo es todo mi día.
Me recuerdan mucho en Sudamérica. Mis inicios fueron allí porque me contrataron como el único español. Al llegar a España fue un poco raro pero al final se dieron cuenta que provenía del mismo público y ya estoy integrado.
Con resto de influencers, hay mucho pique entre juegos. Pero por mí hay muy buen rollo.
Plataformas como Steam son perfectas porque puedes comunicarte con tus amigos, enterarte de ofertas y enviarlas, hacer regalos… Hemos pasado de pasar la tarde en casa de tu amigo jugando a interaccionar con mucha más gente de forma global por Internet.
Dota en el resto del mundo es impresionante. Mi deber es popularizarlo en España, que se iguale con el resto del mundo. El premio de Seattle es de 10 millones de dólares, por una semana jugando. Es impresionante. En España ha habido un cambio de adaptación de tres años a esta parte. Pero 2014 -2015 va a ser el auge.
Se trata de un aprendizaje muy técnico. A los 9 meses o un año algo hace “clic” en tu cabeza y es simplemente un juego como un tablero de ajedrez y te montas tus propias estrategias. Paciencia, dos o tres veces por semana, al año vas a ser un buen jugador. Para ser profesional, muchas más horas…
Invoker, que puede hacer hasta 10 hechizos. El jugador parece un pianista. Es apasionante, es como hacer malabarismo, cambian las bolas de color y es muy entretenido de ver.