Pepe Romera no pasa desapercibido. Marca, influencer y, sin embargo, persona es experto en el diseño de estrategias de vídeo marketing. Su alta reputación profesional no es casual: “El vídeo es el arma más poderosa de las redes sociales”. No es solo una de sus máximas, es la base de su éxito.
Conocedor de los entresijos de Influencity, ha participado activamente en una de nuestras primeras acciones ante la cámara, y afirma que este proyecto es “genial. Una de esas ideas que te hacen pensar ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí primero?”. En el espíritu y propósito de conectar marcas e influencers, hacemos entrar a Pepe Romera por la puerta grande. No solo porque su altura lo precisa, sino porque su buen hacer y trayectoria lo merecen.
Como pide en su blog, peperomera.com, no le tenemos en cuenta que estudió Telecomunicaciones y alabamos su labor como especialista en Sonido e Imagen por la rama de Artes Gráficas y docente. Para llegar de rebote, hecho a sí mismo, es de uno de esos pocos espejos en los que uno siempre aspira a mirarse.
No sólo se puede, sino que se debe. A menudo las empresas cometen el error de dedicar mucho tiempo, esfuerzo y dinero en promociones o campañas demasiado puntuales como para tener la repercusión que ellos esperan. Dichas acciones, aunque necesarias, deben estar integradas en una campaña de Social Media que las englobe y conecte con otras.
Un influencer, o simplemente un perfil relevante en el sector puede mover una cantidad de tráfico increíble hacia nuestra marca, además de hacerlo generando una gran confianza para los usuarios, que se fían más de lo que diga un desconocido que de lo que una marca les cuente.
La pregunta quizá sería ¿he tocado techo en mi campaña de Social Media? Porque si he probado todo, y todo lo he hecho bien, quizá debería preguntarme si necesitaría ese pequeña chispa que haga que la reacción en cadena con mi comunidad se desate. A veces lo tienes todo y lo único que necesitas es que la gente se dé cuenta. De la misma forma que el vídeo marketing, mi profesión, puede acercar al usuario rehacio a conocer la empresa.
Desde niño me ha encantado crear mis propias historias y la televisión. Recuerdo escribir mis propios cuentos con la máquina de escribir de mi padre, para luego pasarme a dibujar tebeos (en los que yo era el protagonista, por supuesto) y de ahí al teatro y los cortometrajes. Dedicarme al sector audiovisual -al que amo y odio a partes iguales- era el paso natural de mi carrera. Lo que no sé es por qué estudié ingeniería de telecomunicaciones.
Cuando comencé a realizar vídeos para empresas, al principio en televisiones y productoras, me di cuenta que a menudo el cliente es idiota. No quiero decir que le falte inteligencia, ni mucho menos, pero a veces hay que lidiar con lo que quiere, lo que necesita, lo que tú le recomiendas y lo que de verdad le va a llevar más clientes a su negocio.
Normalmente utilizo la técnica “del pingüino”: como todos los clientes querían modificar algo, para no perder tiempo siempre colocaba un plano de un pingüino nadando. Cuando veían el spot, decían “me gusta mucho, pero… ¿no podríamos quitar el pinguïno?”, lo cual era mucho más fácil que rehacer el anuncio por completo. Voi-lá.
Cuando el vídeo entró en el sector del social media, marketing digital, etc, aparecieron miles de aplicaciones que pretendían llevarlo a la palma de nuestra mano, es decir, a nuestros dispositivos móviles. Vine, Instagram, Cinemagram, el propio Youtube… son sólo algunos ejemplos de redes en las que tenemos que tener una presencia, y no sirven las mismas creaciones para todas. A menudo realizo un vídeo para cada una de ellas. Por lo que efectivamente siempre hay nuevos lenguajes que adaptar a nuevas aplicaciones y formatos.
En efecto, creo ciegamente en el concepto de marca personal, y concretamente en la marca personal en vídeo. Con ella somos capaces de llegar mucho más lejos que con otro tipo de medio, aunque todos sean importantes. Siempre me gusta incluir mi sello personal, un poco de mí, ya que creo que si intento hacer lo mismo que el resto lo único que conseguiré alcanzar es la mediocridad. Ya sabéis, “yo soy Pepe Romera, y tú no…” y a veces me da cosica por los demás.
Las redes sociales bien entendidas me aportan muchísimo. Permitiéndome estar en contacto con todas aquellas personas que desean consultarme cualquier cosa, solicitar una reunión, etc… además de permitirme, a través de ciertas herramientas, conocer qué interesa y qué no a la comunidad. Hablo del famoso término “escucha”, en el que analizamos todo ese ruido generado por, por ejemplo un vídeo, y averiguamos qué partes han gustado y cuales no de él, para así mejorar el siguiente.
No te voy a mentir, la primera vez que un desconocido se pone en contacto contigo a través de tu blog para una posible relación comercial sientes mariposas en el estómago. Luego te vas acostumbrando a eso, pero observas como cada vez te llaman de más lejos para realizar charlas, explicar algún que otro truco en Youtube… y te das cuenta que la cosa funciona. Es en ese punto cuando no hay que dejarse idiotizar y seguir siendo uno mismo. Porque no olvidemos que ser quién eres es lo que te ha llevado hasta ahí.
Un influencer debe ayudar al usuario. Esa es la clave. Si se limita a hablar de sí mismo o a promocionar marcas, los usuarios, que no son tontos, dejarán de tomarlo en serio. Siempre he dicho que la clave en el Social Media es ayudar a las personas, lograr que se entretengan, que alcancen cierto conocimiento, o que se relacionen entre ellos. Pero debemos favorecerles la vida, porque ese es el verdadero secreto del Engagement.
¡Protagonista y productor! jajaja. Sinceramente, es un proyecto genial. Una de esas ideas que te hacen pensar “¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí primero?”. Poner en contacto personas relevantes y marcas es algo que desde ya tiene su demanda y esto irá en aumento en los próximos años. Cada vez nos fiamos menos de las marcas y más de los usuarios, como comentaba antes, y eso hace que este tipo de empresas sean necesarias para poder conectar ambas partes.
A menudo me encuentro con clientes que no aspiran a una gran campaña de vídeo, simplemente se quedan en un fragmento de lo que para mí es una auténtica campaña de vídeo marketing. Simplemente espero, a partir de septiembre con algunos nuevos contactos, tener libertad absoluta para realizar una campaña de principio a fin, pudiendo demostrar lo que siempre he venido defendiendo, que el vídeo es el arma más poderosa en redes sociales.
Como dijo Matt Groening, “a hacerme rico pronto y acabar con esta pesadilla”. Hablando en serio, no aspiro más que a poder acercar el vídeo a todo aquel que lo necesite, pero el vídeo bien entendido, no como lo veíamos antes. Para ello espero poder seguir haciendo lo que más me gusta, y seguir viajando y conociendo gente por el camino, que es lo que realmente me enriquece. Y bueno, ¡seguro que Influencity me ayuda en ello!