Victoria del Hoyo y Sergio Andrés son los creadores de la marca Myblüchers, calzado artesanal fabricado en Elche, que desde Valencia recorre el mundo. Tras 15 meses desde la creación de su web (tienda), pocos meses más gestando la idea, su propuesta y apuesta ha sido toda una revolución y sorpresa.
Ni más ni menos que dos palabras que describen bien a la pareja, una revolución y una sorpresa para todo aquél que la conoce. Polifacética, creativa, enérgica, entusiasta y con gran confianza en sus capacidades y sus pasiones, se ha abierto paso apoyándose en su trayectoria profesional y las redes sociales. Siempre en busca de inspiración, nuevas estrategias y ofrecer exclusividad y personalidad a raudales.
Cada uno de sus zapatos pasa por 40 manos, sólo existen 13 ejemplares de cada par y modelo, con materiales de primera calidad y diseños irrepetibles, contando con la colaboración puntual de diversidad de nombres muy importantes en el mundo de la moda para la confección de sus colecciones. Myblüchers es, sin duda, uno de esos casos de éxito que nos inspiran y al que Influencity acompaña, destinado a “un público que quiere diferenciarse”. Victoria nos desvela algunas de las claves y consejos:
En febrero de 2013 visité a un cliente en la Universidad de Valencia que estaba desarrollando un prototipo para una marca italiana de zapatos y en su pizarra tenía un montón de dibujos de tecnología aplicada al calzado, hormas, detalles de elementos que lo hacían más estable, más cómodo, más resistente. Me propuse visitar la fábrica en la que se estaba desarrollando este innovador sistema para amortiguar la pisada y me encontré un escenario de ensueño: una fábrica de calzado de la segunda mitad del siglo XIX, de confección artesanal, que aún conserva sus antiguas tradiciones en la elaboración de las piezas, donde cada uno de los pares de zapatos son confeccionados con mucha precisión y dedicación.
Tras este proceso, pensé que en cierto modo, esto podía diferenciar la calidad del trabajo de los zapatos hechos a mano con el resto de productos que hay en el mercado. Y con idea clara de proyecto, nos lanzamos a la aventura.
El nombre hace alusión directa al tipo de zapato que producimos. Myblüchers nace por una pasión particular: mi gusto por calzar un zapato de costura inglesa conocido como blücher. La tipografía es clave dentro del estilo moderno aparecido a finales del siglo XVIII. Sus formas son elegantes y delicadas, lo mismo que el producto que desarrollamos. Tiene un contraste muy destacado entre los trazos gruesos y los finos, lo que la hace asertiva y a la vez delicada, contundente y a la vez, sencilla. Es una tipografía dotada de caracteres de singular perfección, hecho que identifica completamente la marca con nuestro producto.
El color rosa nos remite directamente a nuestra primera empresa. Llevamos trabajando de esta manera más de diez años al frente de Fourmi Rose, un estudio de diseño gráfico multidisciplinar, que nació en torno a la media noche en una buhardilla -rosa- de Valencia.
Sin duda, el volumen de seguidores es un dato interesante, pero no determinante: lo importante es la relevancia y la facultad para influir en la comunidad. La gente compra sin miedo viendo la experiencia de otros usuarios. Crear algún concurso a través de las redes, nos generar visitas, reconocimiento de marca, mejor reputación, incluso genera más visitas a la web y venta. Las redes son un escaparate para lanzar y dar a conocer los productos, propicia la comunicación, facilita la difusión y nos permite interactuar con nuestros seguidores. Nuestro punto fuerte es la respuesta inmediata.
Uff, muy lejos: Estados Unidos, Polonia, Alemania, Australia, los Emiratos, Reino Unido, Francia, Japón, etc.
Por suerte miles de personas buscan calzado español fuera de nuestras fronteras, por lo que las marcas de zapatos españolas están buscando nuevos mercados y estrategias que impulsen la exportación de calzado. De hecho, con la palabra clave calzado español hay un total de 35.000 búsquedas mensuales en los buscadores de todo el mundo. De momento, nosotros vendemos donde nos buscan, pero no descartamos abrir canales para llegar a esos mercados internacionales. El marcado japonés, por ejemplo, tiene un altísimo nivel de renta y es muy propenso al consumo.
En realidad todos los integrantes de una comunidad se sienten en cierta medida identificados. La credibilidad y la influencia, por suerte, no se compran de ninguna manera. Nosotros adquirimos, desde el inicio de esta aventura, un compromiso con la calidad de cada zapato en el que apareciese nuestra marca. Un compromiso que nos une a una tierra donde, desde hace generaciones, la fabricación de calzado es más que una forma de vida.
Por eso, todas las colecciones de myblüchers están fabricadas en Elche, y a día de hoy, lucimos orgullosos en nuestras suelas el sello made in Spain. Además, creemos en el valor diferenciador de una firma que respeta sus orígenes y busca formar parte de una tradición que mima cada uno de sus zapatos. La gente que nos compra valora, sobre todo, estas enseñas. Y luego, nuestra preocupación por conservar la tradición en la fabricación artesanal.
Las redes sociales se han convertido en una de nuestras principales herramientas de venta. En ellas nos mostramos como somos, generamos conversaciones útiles, averiguamos los intereses de nuestros potenciales seguidores, transmitimos contenido útil, compartimos artículos, promocionamos nuestros productos y nos comunicamos de manera directa con nuestros seguidores. En definitiva, hemos creado una comunidad viva y unida, que participa activamente y que se implica en nuestro proyecto.
E igualmente, nosotros intentamos satisfacer los intereses de nuestra comunidad, favoreciendo la interacción, intentando que se sientan escuchados y mostrándonos respetuosos y accesibles.
Trece es un espacio de ocio convertido en punto de encuentro de diseñadores, poetas, cinéfilos, melómanos y gastrópatas. Trece surge tras la necesidad de encontrarnos con nuestro público en un espacio intermedio en el que compartir experiencias y vivencias de otros proyectos en los que estamos embarcados, tanto de moda como de gastronomía. Trece aporta, fundamentalmente, experiencias. Lo primero desde el diseño del interior: una mezcla de estilos, entre industrial y decadente.
En él potenciamos la barra y la costumbre europea de compartir las mesas. Nos gusta fomenter la conversación, el roce, la fruición, siempre dentro de la experiencia gastronómica. Lo segundo desde nuestra programación, en la que incluimos showrooms, ciclos de gastronomía y cine, eventos de moda, presentaciones de producto, proyecciones, espectáculos, etc.
La mezcla funciona a la perfección. El usuario pasa un tiempo medio de 10 minutos en una tienda, pero un tiempo medio de una hora en un restaurante. En ese tiempo de ocio, bebes, piensas, procesas el producto que te están ofreciendo, te pruebas, digieres… y compras. Es una fórmula perfecta para la venta.
Trece no es sólo una tienda ni es sólo un restaurante, es una manera de hacer algo especial y extravagante que no se podría hacer en un establecimiento convencional. Es una oportunidad única de acercamiento al cliente y de tener visibilidad: no sólo se venden productos sino experiencias y momentos exclusivos.