Del dicho al hecho: convertir el tiempo en oro es posible. No solo eso, necesario. Y el marketing de influencers tiene la mayor parte de veces la clave. Pero ¿Cómo se hace? No basta con dejarse llevar o llamar a cuatro puertas. Hay que saber dónde acudir y cómo utilizarlo, solo así el ahorrarás tiempo de verdad y, cómo no, dinero.
Las empresas y marcas aspiran a la eficiencia y los buenos resultados, es su razón de ser. Y en este mundo frenético, de exigencias y competencias, es indispensable buscar las herramientas adecuadas para llegar a los objetivos. Los productos no se venden solos. Hay que saber idearlos, producirlos y comercializarlos. Pero también -y cada vez más necesario-, saber comunicarlos. No basta con informar, con contar. Hay que llegar a las personas de la forma más directa y personalizada posible y eso pasa hoy por las redes sociales y por profesionales que sepan de los nuevos medios, en los que cada día hay cambios que integrar a favor.
¿Cuántas veces os habéis enfrentado al abismo de internet en busca de influencers? ¿Cuánto tiempo habéis invertido en detectar y contactar a personas con mucho peso en las redes? ¿Cuántas horas, días, semanas, meses habéis perdido tratando de contactar sin respuesta? ¿En cuantas ocasiones habéis comprobado que, después de todo el esfuerzo invertido el resultado no era el esperado?
¡Hay que saber dónde buscar y, sobre todo, reconocer a aquellos líderes de opinión que encajan con cada marca, cada mensaje y cada producto o servicio! No es cosa de poco. Contactar por contactar con alguien que parece que mueve masas no es suficiente. Hay que detectar al correcto, saber tratarle y diseñar una campaña a medida de todos, de la marca y del influencer. ¿Quieres hacer de tu tiempo oro? Influencity es una plataforma que ya ha hecho todo el trabajo por ti.
No vale con un primo o un amigo que le gustan las redes sociales para llevar adelante una estrategia seria y realista de una empresa. El marketing de influencers es una especialidad profesional que crece en contenido y reglas cada día. Detectar a las personas relevantes en internet, desarrollar un lenguaje propio, acercarse con herramientas y oportunidades para todos, desarrollar acciones con medios y modos adecuados… todos estos detalles y más no se improvisan. La intuición y el juego se agota cada vez más rápido y llegar a los buenos resultados requiere cada vez más de más tiempo de dedicación. ¿Por qué perderlo desatendiendo otras prioridades de la empresa y no delegar en profesionales inmersos en el marketing de influencers? Seguro que no tenéis una respuesta.
Es un mal extendido creer que hacerse con un influencer, del área que sea, con miles de seguidores en su haber es suficiente para hacer ruido y vender más. En primer lugar hay que saber dónde buscar y cómo hacerlo. Eso requiere tiempo. Y en segundo, contactar y convencer de que la propuesta es interesante, suculenta y beneficiosa. Eso requiere más y más tiempo.
Si se opta por ‘cualquier’ influencer, es decir, aquel que más followers tenga independientemente de que cuadre o no con nuestro producto, servicio, empresa o mensaje, se cometerá un grave error. Hay que saber diseñar la acción, conocer bien el público al que nos dirigimos y, entonces y solo entonces, acudir a las redes a detectar tus mejores embajadores. Con plataformas como Influencity, tan solo tienes que saber claramente qué quieres hacer y transmitir. El resto, viene rodado.
En ocasiones no solo pierdes tiempo, también pierdes prestigio si fallas en la comunicación directa con los influencers. No hay peor publicidad que un mal comportamiento del que, a veces, no se es consciente. Hay que saber llegar a ellos, ofrecer una acción -con producto y/o pago- de interés real, mantener una comunicación adecuada y mantener contacto. Al fin y al cabo, aunque sea a través de las redes sociales o un mail, estamos hablando con personas que tienen su propio criterio, opinión, personalidad, recorrido, caché y estima por su trabajo diario y su comunidad de followers. No es un juego, hay muchas horas, responsabilidad, compromiso y credibilidad invertidos en cada letra, cada imagen, cada nick y cada red.
Por lo tanto, apostar por el marketing de influencers es, sin duda, un acierto. Pero hay que saber hacerlo. Delegar en profesionales toda esa gestión es signo de inteligencia y, también, de compromiso y estima por la propia empresa. Querer lo mejor para tu empresa es querer lo mejor para tus clientes. Dar con prescriptores que se sientan identificados y motivados es parte del camino y jamás el azar será la llave.
Otro grave error: pensar que ya has repartido a diestro y siniestro producto a bloggers que tienen muchos seguidores y que ahora solo te queda recoger. No. Esto no va así… Detrás de la palabra blogger, como la de youtuber o tuitstar, hay personas. Y, como decíamos, tienen personalidad y criterio propio. Si tu producto no es lo que dices que es, no se proyectará tu pretendido mensaje. Si no te acercas con la verdad por delante, se va a reflejar. Y si es evidente que tu interés en uno y otro influencer es por conveniencia y no hay agradecimiento sincero ni estima por su trabajo, no lograrás que se sienta cómodo ni identificado contigo ni con lo que fabricas y vendes.
Si no hay sinceridad, mejor no llames a ninguna puerta. Y si no crees en tu producto y permites que cada quien experimente y sienta con él, no te molestes en hacérselo llegar. Los influencers son personas, con sus opiniones y personalidades propias. Si no los vas a comprender y a aceptar, no les contactes. No son marionetas.
Las acciones deben de diseñarse con cabeza y con sentido, con una visión de futuro, con intención. De igual manera, a quién seleccionas para llevarla a cabo. Seguir la pista al trabajo realizado, las publicaciones que se generen y el impacto de ellas es indispensable. Te da la clave sobre qué y quién te ha funcionado y te permite relacionar el éxito de un producto o acción con cada movimiento. Esto, a corto, medio y largo plazo, ayuda a tomar decisiones y diseñar cada vez acciones más concretas y acertadas para cada mensaje, producto o servicios. También es importante delegar este seguimiento e interpretación a quien sabe hacerlo.