Georgie Dann da calor. Con solo mencionarlo llega el verano, sea cual sea la época del año. Eso es así. Y que cuando te pregunten por un hit musical de agosto te venga a la mente este francés residente en Madrid, no tiene más que una razón: es un influencer en toda regla. Así que, como comprenderéis, no podíamos dejar pasar este periodo estival sin hacerle entrar en la influpedia (por favor, vivid la experiencia de visitar su web porque merece un monumento).
Lo imaginamos pasando el umbral con ese melenón negro, esa dentadura reflectante, una de esas camisas abierta hasta bien pasado el pecho, con chaqueta de color completamente incombinable, y ese movimiento bamboleante a ritmo de verbena. Aunque, en realidad y más bien, toda verbena baila a su ritmo.
Es un maestro, un visionario, un atrevido, un currante y, sobre todo,un artista único. Todos esperamos saber en qué trabaja o con qué va a sorprendernos y esa curiosidad no la genera cualquiera.
Mirad si es influencer que de una anécdota de su juventud se ha maravillado la discografía de toda su vida. Y no es que nos lo haya revelado, es que hemos hecho un profundo estudio analítico y hemos llegado a esta reveladora conclusión. ¡Porque no puede ser de otra manera! Es seguro que un día de “El veranito” (¡cómo no!) quedó con unos colegas en “El chiringuito” para hacer “La barbacoa” en medio de “El jardín de Alá”.
Quiso hablar a una muchacha de “Mi cafetal” pero saltó “La rana” y ella le dijo “Se acabó” y empezó a contar a todas sus amigas que “El negro no puede” y algo sobre “Los huevos”. Se montó tal follón que aparecieron un “Campesino”, “El dinosaurio”, “El africano” y una “Paloma blanca”, que resultó que eran amigos de la infancia, y decidieron juntos abandonarse a “La cerveza” para recordar, echarse unas risas y, ¡venga!, “A viajar”…
Ya más animado, volvió a intentarlo con la chica y le dijo: “Vamos a la pista” y ella, viendo el panorama le dijo: “Dale, dale”. Armado de valor él comenzó a cantarle que era una “Gallina cha cha cha” y a simular que estaba en el “Carnaval, Carnaval”. Tanta gracia le hizo a ella que finalmente cayó en sus brazos y se dice que tuvieron algo de “Macumba”, de “Bimbó” y “Koumbó”.
A la mañana siguiente, despertó solo y gritó: “Mecagüentó”.
En resumen y traducido en años: éxitos musicales de 1965 a 2013. ¿Cómo te quedas? Pues como él, con una sonrisa petrificada, un color tostado intenso y una expresión de eterna felicidad inusitada.
Georgie Dann es un auténtico espectáculo. Y ya no solo por su puesta en escena. Sino por su verdadera y real trayectoria: desde bien pequeño ha tenido formación musical, con nueve años de estudios en el Conservatorio de París. Es clarinetista, saxofonista y acordeonista.
Y, ¿por qué no reconocerlo? ¡También poeta! Recordemos algunas de sus letras:
“Me cago en el chiringuito, me cago en la colchoneta, me cago en el veraneo, mecagüentó… Me dan ganas de mandar todo a la…”
¡Esto es así! ¡Esto es real! ¿Hay alguien más grande?
“Los huevos hacen maravillas, los huevos tienen personalidad”
¡Esto está pasando de verdad!
“Dale al negro una tilita porque eso tranquiliza y así puede vivir feliz”
“Una paloma blanca a los ojos me miró y al verme triste lloró porque me marché muy lejos de aquí”
(Ojocuidao, por favor, disfrutad de la coreografía y estilismos)
Bueno, vale, quizá no poeta poeta, pero intercalar frases así si no es hacer poesía, cuanto menos, magia. ¡Venga! Uníos al homenaje a Georgie Dann, tomad una cerveza a su salud y pegaos un bailoteo de los buenos en nombre de Influencity.