España. 1953. Un hombre: Pedro Zaragoza, maletero de la estación de Las Delicias de Madrid y después minero en Cáceres venido a alcalde de Benidorm. Una visión: usar bikini. No él, sino concebirlo como el gran motor económico de la localidad, que comienza a atraer al turismo extranjero, el que no entiende de dictaduras ni tiene miedo a sus carnes.
Un problema, un gran problema: La permisividad del primer edil en años del Franquismo le convierte en víctima de las denuncias de la Guardia Civil y se enfrenta a la firme decisión de la Iglesia de excomunión. Un reto: viajar a El Pardo en su Vespa, con un par de razones, y convencer a Franco de poder usar bikini en la ciudad costera. Permitir usarlo a suecas y demás mujeres, paradigma de la locura de los Alfredo Landa y José Luis López Vazquez de la época.
Y, el más difícil todavía, convencer a su mujer, Carmen Polo -que, al parecer, era más de trikini- de que aquello no era un sacrilegio sino una baza para “esta España mía, esta España nuestra”. Bajo un sol de justicia y un panorama de no tanto, Zaragoza escribió un capítulo indispensable de la historia del país sin apenas darse cuenta, convirtiendo un pueblo de barcas y huerta a la capital del “sol embotellado”. Ese fue su eslogan en Europa.
Viajó de noche en moto hasta las puertas del palacio de Franco y en una conversación tan osada como su periplo logró convencerle de que su propuesta, basada en dos minúsculas piezas de ropa que además se mojaban y pegaban más al poco cuerpo que se tapaba, era la herramienta para reflotar la economía española. Olé. Y tras aquello, surgió una amistad que perduró en los años y encumbró tanto a Benidorm como dio color de piel a Carmen Polo, que viajaba hasta casa de Pedro a ponerse morena oculta a los ojos de franquistas. Otro olé con olé…
Dejando de lado connotaciones políticas, contextos históricos y ascensos preconstitucionales, y, sobre todo, transcurrido todo este tiempo, Zaragoza fue todo un influencer. Visionario, capaz, tenaz, osado e innovador. Un reinventor hasta de sí mismo, ya que a los 82 años se graduó en Turismo en la Universidad de Alicante. Tiempo después se matriculó en Periodismo y acabó su carrera en la Diputación de Alicante.
Hace poco Óscar Bernàcer escribió y produjo por Nakamura Films un cortometraje en clave de humor y haciendo homenaje a este hito, con Sergio Caballero, Rosario Pardo y Carlos Areces como protagonistas: “Bikini. Una historia real”.
https://www.youtube.com/watch?v=P2zu0UkiFvo